En la madrugada del domingo, un incendio se declaró en Peñalba de la Sierra, dentro del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara. Aunque el fuego permanece activo, los frentes están prácticamente contenidos y la fase de estabilización se aproxima. No obstante, las combustiones subterráneas en capas de turba obligarán a mantener la vigilancia durante al menos un mes.
El jefe del Servicio de Incendios de la Delegación Provincial de Desarrollo Sostenible, Miguel Aguilar, informó en rueda de prensa que el dispositivo de emergencia actuó con un resultado satisfactorio. Las previsiones indican que la superficie afectada podría incrementarse en solo 12 o 15 hectáreas, lo que sugiere que el incendio se está estabilizando.
El fuego se originó el domingo 21 debido a un rayo y la niebla en las primeras horas dificultó el uso de medios aéreos, favoreciendo la rápida propagación del mismo en una zona de alta montaña y orografía muy abrupta, sin accesos seguros para los equipos terrestres. El primer día, aproximadamente 120 hectáreas fueron calcinadas y, hasta ahora, el fuego ha afectado un total de 734 hectáreas, aunque no se anticipa que se pierdan muchas más.
La vegetación afectada consiste en matorrales de baja talla, los cuales tienen una alta capacidad de recuperación. Desde el punto de vista medioambiental, Aguilar destacó que «la vegetación se recupera muy deprisa» y que en poco tiempo no se notará que ha ocurrido un incendio de tales características.
Despliegue de medios «brutal»
En cuanto al operativo contra incendios, Aguilar mencionó que se han alcanzado cifras excepcionales, con hasta 18 helicópteros y 6 aviones anfibios, además de brigadas helitransportadas de diferentes comunidades autónomas y del Ministerio para la Transición Ecológica. Actualmente, 25 medios aéreos trabajan de manera coordinada con efectivos terrestres, cuya labor incluye apoyar logísticamente el operativo, como el llenado de balsas de agua para las descargas.
La seguridad, por encima de todo
En respuesta a críticas del sindicato CCOO sobre la inactividad de los retenes forestales cercanos al incendio en las primeras horas del fuego, el delegado Rubén García subrayó que la prioridad ha sido siempre la seguridad del personal y de la población. «No vamos a poner en riesgo a ningún trabajador del dispositivo», recalcó, añadiendo que la intervención temprana con brigadas terrestres habría sido «temeraria» dada la falta de vías de escape. «La maniobra inicial fue la correcta. Este incendio exige precisión quirúrgica», enfatizó Aguilar.
El reto de la turba
Uno de los mayores desafíos en esta fase final del incendio es la turba presente en el terreno, que mantiene la combustión bajo la superficie. Aguilar advirtió que «por culpa de la turba habrá que estar pendientes de este incendio durante un mes». A pesar de que el fuego pueda ser declarado extinguido, se anticipa que las combustiones subterráneas continuarán humeando.
Desde la Delegación de Desarrollo Sostenible, se considera un horizonte prudente para el control del fuego. Primero, se espera la estabilización en cuestión de horas, seguida por el control en 24 a 48 horas más y finalmente la extinción en varios días. García instó a la población, especialmente a los vecinos de esta comarca, a confiar en los profesionales y no poner en riesgo su seguridad. «Eso es la mejor ayuda que nos pueden dar», concluyó.