El director regional del Instituto Geográfico Nacional, Ithaiza Domínguez, repasa la situación del sistema volcánico en la isla de Tenerife, destacando su preparación y vigilancia ante una posible erupción. Según la comunidad científica, se ha descartado una erupción en Tenerife a corto o medio plazo. Sin embargo, los expertos advierten sobre la naturaleza cambiante de estos fenómenos naturales, indicando que «todo es cuestión de probabilidades».
Domínguez menciona que, basándose en erupciones históricas, la probabilidad de que ocurra una erupción en la isla se sitúa en un 40% en los próximos 50 años y algo menos del 2% en un año. Aunque estas cifras pueden parecer bajas, no descartan la posibilidad de que una erupción pueda suceder en un futuro cercano. «La experiencia de La Palma nos demuestra que estos fenómenos pueden evolucionar rápidamente; pasamos de una actividad casi nula a una erupción en solo una semana», aseguró.
A pesar de la preocupación por la actividad volcánica, Domínguez enfatiza que hay señales que pueden indicar una erupción inminente. «Lo que no es esperable es un incremento súbito en la cantidad de terremotos, especialmente si son de alta magnitud y van acompañados de deformaciones en el terreno», explica. Por el momento, la comunidad científica no muestra preocupación por los terremotos registrados en Tenerife, ya que son escasos, dispersos y de baja magnitud. Esta información es crucial para el seguimiento de la evolución del sistema volcánico y, en última instancia, para garantizar la seguridad de la población.
La necesidad de estar preparados es imperativa. Un claro ejemplo de ello fue el simulacro de riesgo volcánico realizado el pasado 26 de septiembre en el municipio de Garachico. Esta iniciativa, parte del programa europeo EU-Modex de protección ante emergencias, involucró a alrededor de 1.000 efectivos de seguridad y emergencias. Durante el simulacro, se simuló la evacuación de unas 200 personas en la zona de Muelle Viejo, impactando a aproximadamente 1.877 habitantes en total a través del sistema Es-Alert.
Balance del simulacro
Domínguez, al evaluar los resultados, expresó su satisfacción por la coordinación y la comunicación con las instituciones involucradas. «Hemos visto avances en la comunicación entre el equipo científico y las autoridades de Protección Civil. A veces, necesitamos hacer que el lenguaje científico sea más accesible para facilitar la respuesta en situaciones de emergencia», añadió.
Lecciones y labores de vigilancia
La erupción del volcán en La Palma dejó lecciones importantes. Domínguez destacó que los fenómenos volcánicos pueden ser relativamente rápidos y pueden variar en su evolución. En 2011, en El Hierro, las señales de erupción se extendieron durante meses, mientras que en La Palma, la preparación fue crucial para responder efectivamente. En Tenerife, el Instituto Geográfico Nacional cuenta con un equipo de 20 profesionales dedicados a la vigilancia del sistema volcánico.
La red de vigilancia incluye más de 150 estaciones que envían datos en tiempo real desde todas las islas. Además, se están desarrollando sistemas avanzados para medir la deformación del terreno, que son uno de los principales indicadores de actividad volcánica. Este sistema estará operativo a finales de 2025, y su implementación representa un avance significativo en la gestión de riesgos volcánicos en Canarias.